Jolgorio, pachanga, relajo, festejo o lo que sea; pero hay que pasarla bien.
Para qué atormentarnos con las intrigas y los chismes, con las envidias y agresiones, con los momentos trágicos y accidentales de la vida. Vamos mejor a divertirnos, a tomarnos un trago y a comer rico, sin penas ni agobios.
Claro que los mexicanos tenemos muy malos momentos, como cualquier otro grupo humano en el planeta, pero también lo sabemos arreglar con chistes, bromas y desde luego con las carcajadas que tanto nos purifican de la basura existencial.
Salpicamos nuestro entorno con confeti, música y un buen baile que nos haga sacudir las garrapatas del malhumor y las pulgas de la amargura.
A cantar, aunque uno desentone, a reír, aunque se nos vean las amalgamas, a beber, aunque se nos pasen las copas.
Eso tenemos los mexicanos, sabemos darle la cara a la huesuda de los entuertos complicados de la vida. Nos podemos burlar de las fechorías y de las travesuras del mismísimo demonio.
Ya vienen las fiestas patrias, se nos va a olvidar todo, porque así nos gusta, hacemos de cualquier espacio una estrepitosa cantina y una plataforma de lanzamientos de cohetes y cohetones al ritmo que exhalamos ¡¡¡Viva México!!!
Sancochados de un buen humor, nos gusta festejar todo lo que se nos ocurre, gastamos hasta lo que no tenemos para hacer comilonas y banquetes, con tal de ver a nuestros seres queridos disfrutando “como enanos” de la vida.
Un momento de profunda alegría, mata meses de pesares y agobios. Tenemos la fuerza de la pausa y acabamos con el trajinar en un santiamén.
Estrechamos los lazos con profundo y expresivo afecto a nuestros amigos y familiares, les cantamos al oído lo mucho que nos importan y queremos. Hasta las lágrimas nos brotan en el rostro al decirle a un ser querido, lo valioso que es su presencia en nuestras vidas.
¡¡Andele compadre, echese la otra a nuestra salud!!
¡Qué bueno que se animó a venir, así me lo quería encontrar, bien contento y alegre!
Aquí no hay broncas, aquí no pasa nada. Hoy es el día. Es el momento para el desenfreno y el vuelo a la hilacha.
Ya dejemos las broncas atrás y vamos con todo a pasárnosla bien.
Broncas siempre hay, ya no le demos vuelta. Vamos pasándole a la página y veamos “pa delante” Ya lo que no se pudo, no se pudo; lo que pasó, pasó.
Ajua, ¡Pues la que sigue compadre! ¡Lléguele, que la vida nadie la tiene comprada!
¿A poco no?
Por mi madrecita santa, que le estamos muy agradecidos a la vida, mal que bien hay la llevamos. Y mire, hoy estamos para festejar y aunque traiga uno fuertes dolores en alma, hoy no pasa nada, es un momento de gloria.
Así, más o menos, los mexicanos gozamos de la vida con alegría, con optimismo y nos reímos de las dificultades.
Vamos México si se puede, si se puede.
Y tu, ¿qué esperas para también festejar?