Querer a una persona no es limitar o reducir su libertad, mucho menos vigilar a que cumpla unas expectativas personales.
Las personas que se enojan y molestan con su novio(a) o pareja por el simple hecho de que no respondieron a lo que se esperaba de ellos, sin haber existido un acuerdo previo, resultan más bien manipuladores y con síntomas claros de querer controlar y dominar. Muy posiblemente por una necesidad personal, motivada por sus inseguridades.
Por lo que es evidente que no están amando, sino sólo buscando en el otro satisfacciones que no pueden conquistar por si mismos, como es vencer el miedo a la soledad o la necesidad de aprecio y cariño.
Ya la tradición filosófica marcaba la pauta de que el verdadero amor humano, radica en otorgar la libertad a la persona amada.
Así que el camino más trascendente del amor es el que se aleja de las personas que buscan poseer, dominar o controlar.
Hay quien vive dependiendo de los demás y busca que también los demás dependan de ellos.
El amor es libre, y la libertad es para vivir en el amor.